Hace más de un siglo, este terreno fue sellado por órdenes del párroco local, tras una serie de desapariciones que jamás pudieron explicarse. Se decía que los muertos no descansaban, y que quienes pisaban estas tierras sentían cómo algo —algo antiguo y hambriento— los observaba desde el suelo.
Con el paso del tiempo, la historia fue enterrada junto con los cuerpos. Hasta que alguien, por codicia o por ignorancia, decidió construir aquí.
Lo que una vez fue un cementerio sagrado se convirtió en un edificio maldito. Desde entonces, los que entran no siempre logran salir. Las paredes susurran, las puertas se cierran solas, el aire se vuelve más denso… y el tiempo parece detenerse.
Ustedes han sido convocados para resolver un misterio que nadie ha logrado descifrar. Tendrán solo 30 minutos para escapar antes de que las sombras los reclamen. Pero cuidado: en este lugar, los muertos no descansan.
Y no les gusta ser molestados.
La Grada